domingo, octubre 08, 2017

El tiempo está parado, somos nosotros los que transcurrimos

El tiempo está parado
somos nosotros los que transcurrimos.
Nacemos y al poco pensamos que somos eternos, luego tememos nuestro fin. Algunos abrazamos nuestra finitud como un chaleco salvavidas, el único.

El tiempo está parado
somos nosotros los que transcurrimos.
Creemos que son los segundos, minutos, horas, los que se mueven indefectiblemente, Nos pensamos inmóviles y somos nosotros los que ocurrimos, quienes estamos y dejamos estar, mientras las horas, minutos, segundos permanecen, impasibles, hasta la infinitud que sólo existe en ellos.

El tiempo está parado
somos nosotros los que transcurrimos.
Como ríos que no cesan, como garras indómitas que desgastan las piedras que quieren ser muros que nos sostengan. Algunos arrastramos mareas, otros se estancan en una falsa quietud y permanencia. Somos nosotros los que transcurrimos hacia finales inciertos, por mucho que hayamos pretendido planificar nuestra vida.
Transcurrimos a cámara lenta en comparación con el tiempo quieto. Somos unas minúsculas estrellas fugaces que apenas han nacido cuando sienten su luz apagarse, muchas ocasiones sin haber llegado a ser contempladas por alguien cuyos ojos dieran una segunda vida a nuestra existencia. Caminamos por senderos inciertos, que labramos sobre arenas movedizas a las que damos firmeza con pisadas duras para resecar los lodos de nuestras propias aguas.

El tiempo está parado
somos nosotros los que transcurrimos.
Y no queremos saberlo. El conocimiento nos haría libres, así que preferimos vivir ignorantes con las cadenas que subyugan nuestras mentes hasta convertirnos en los guiñoles de otros. Sin aprendizaje no existe el pensamiento que gane la lucha. Sin lucha, la esclavitud está garantizada en todas sus variantes. Es esclavo quien no sabe que no es tener lo que le hace, es ser lo que le permite y reina su existencia.

El tiempo está parado
somos nosotros los que transcurrimos.
Puede que en lágrimas que salen y encogen el corazón. También harán limpieza. Porque si no vaciamos primero, no hay espacio para lo que resta. Los ojos vidriosos dejan ver las partes que nos ocultan las luces que ciegan.

El tiempo está parado
somos nosotros los que transcurrimos.


Versos iniciales del poema El tiempo está parado de Mascha Kaléko, de la edición de Tres maneras de estar sola traducida por Inmaculada Moreno. 

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